En camino a Dresden (gracias, Miyagi)
En este caso, creo yo que debería hacer cuentas, porque sigo mencionando que contábamos, en ese momento, con 1050 euros; pero la realidad era otra. Habíamos tenido -obviamente- que comer y gastar en pasajes, o sea que, para estas fechas, la cantidad ascendía a no más de 950 euros. Pues bien, una vez que estamos ya ajustados con las lanas (como diría mi suegra), podemos seguir. En aquel momento, cuando mi esposa lloraba sobre el puente, tenía yo que seguir pensando. No podía darme el lujo de que me llevara la amargura y el desencanto a mí también. Así que se me ocurrió ir al McDonalds y comprar unos desayunos para mi esposa y mi hijo. Estando ahí pensamos en qué se podría hacer; sin embargo, salimos igual que como entramos, aunque con una diferencia: con la panza llena (bueno, la mía más o menos). Esta filosofía se la he copiado a Miyagi, de Karate Kid, en donde le dice a Daniel San, cuando éste tenía problemas, que es mejor comer algo. A lo que Daniel San...