Los muertos y las ruedas

Después de todo ese shock emocional en Düsseldorf fue necesario sobrepornerme a mi cansancio físico rápidamente, ya que aún faltaba la última parte del recorrido; esta vez sería desde Düsseldforf hasta Berlin, lugar donde me esperaba un hotel de dos estrellas (muy cómodo, por cierto, aunque olía bastante a cigarro) y mis primeras batallas en Alemania. Ufff!!! Veamos, necesito poner orden en esto ya que fueron tantas cosas...:

Llegamos a Berlin el día 19 de mayo de 2009; eran aproximadamente las 5 de la tarde y vino toda la rutina: recoger las maletas en las bandas (cabe destacar que no tuve problemas en la revisión de pasaporte en Düsseldorf; todo fluyó como el agua),  encontrar la salida del aeropuerto y enfilar hacia donde mis esposa y yo habíamos planeado (sin conocer) desde México.

El plan era salir del aeropuerto e ir hacia la zona en donde se abordan los camiones, tomar un camión y dirigirnos al metro para que nos llevara a Kaulsdorf para alojarnos en el hotel. Recuerden que no contábamos con una gran cantidad de dinero, por ende, necesitaríamos mantener a raya los gastos.

En el aeropuerto el cansancio ya hacía estragos, y vino el primer descontento en Alemania. Resulta que mi esposa y yo teníamos planeado llevar pocas maletas; pero ella no me dijo nunca que iba a llevar una maleta que, fácilmente, me llegaba a la cintura, rellena con no sé cuántos kilos de ropa -en verdad pesaba como si trajera un muerto adentro-. En ese momento me reconfortó el hecho de que la maleta tuviera rueditas. Así anduvimos en el aeropuerto de Berlin: de un lado para otro y sin saber qué onda, hasta que le dije a mi esposa que se sentara sobre las maletas en lo que yo iba a ver cómo era todo esto. Dejé a mi esposa y a mi hijo en el aeropuerto; se veían tan lindos sentados en las maletas, con toda la inocencia del mundo, esperando a que papá (léase yo mismo) resolviera la situación.

Por tal motivo, decidí prenderme un cigarro y buscar un módulo de información. Éste era el momento clave: Funcionaría lo que aprendí en mis clases de alemán en México? Afortunadamente sí. La persona en el módulo me indicó que la salida que estaba buscando estaba justo del otro lado del aeropuerto, por lo cual tendríamos que caminar un poco. Regresé con mi esposa, quien se encontraba cansada y completamente desorientada, y le pedí que nos fuéramos hacia la dirección que me indicaron. Pues, "ahí vamos, camine y camine" (como decía mi suegro): mi hijo Werther con una mochila de Spiderman repleta de juguetes, su osito Teddy en brazos y una maletita de doctor (de esas de Mi Alegría), mi esposa Dagmar con una maleta mediana y yo con una maleta del tamaño del mundo, una mochila normal con documentos, una mochila de explorador enorme y otra maleta chica.

Dicho y hecho, llegamos a la zona de camiones, abordamos el camión que teníamos pensado y llegamos a Alexander Platz. Ahora llegaba la incógnita de cómo abordar un metro, en dónde, etc...

Pasadas las 6:30 de la tarde llegamos a Kaulsdorf. En este punto, mi esposa y yo habíamos checado desde México que faltaría un kilometro a pie para llegar al hotel, inclusive, les puedo contar que, en una ocasión, mientras estábamos en México, salimos (los tres) a la calle con todo y maletas para saber cómo era recorrer un kilometro a pie y, así, poder practicar. Está por de más decir que NUNCA practiqué con la enorme maleta y menos rellena de muertos adentro. Por tal motivo, la práctica resultó casí inútil.

Llegamos a Kaulsdorf y nos orientamos como habíamos planeado en México: cruzamos las vías del tren, bajamos por un paso a desnivel y tomamos la calle en donde había una parada de autobús.

Habíamos avanzado unos 100 metros cuando sucedió lo inimaginable y lo que menos quisiera uno en estas circunstancias: las rueditas de la maleta con muertos se habían roto; no se podía llevar más. Cargarla? Tal vez, pero, cuánto tiempo? Mi cuerpo ya se sentía agotado y la frustración se apoderó de mí, a tal grado que le dije a mi esposa las palabras que siempre he tratado de evitar: "NO PUEDO, NO PUEDO MÁS, SORRY".

Comments

  1. Y qué pasó después en Berlín? Cómo llegó la maleta hasta el hotel? Pasaron los tres días y de inmediato te fuiste a Noruega? Noruega...hmmm, algo aburrido.
    Suerte
    Eduardo

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