Andadas...

Bueno, hoy tenemos un día medio nublado, con aproximadamente 13 grados centígrados (que ya es bastante agradable).  Me encuentro solo, dado que mi esposa fue a recoger a mi hijo de la escuela y de ahí irán a la clase de flauta de mi hijo de los jueves (vieron cuántos "des" me aventé? A lo mejor habría otra forma de decirlo, pero no me salió así.). En estos momentos, estoy -todavía- un poco mareado; pero ya me he acostumbrado. 

Ahora que lo pienso, creo que únicamente mencioné que he tenido varias visitas a los hospitales, pero no he mencionado el porqué de dichas visitas. Y es que, ah!, soy un loco que le gusta estar pisando la mierda cada vez que puede.

En total he tenido en mi vida unas cinco estancias en el hospital, bueno, cuatro, ya que en una de ellas (y que ésta sí la relaté en este blog) estuve enfermo de los ojos, y a pesar de haber sido una enfermedad dolorosa, no hizo que cayera al hospital; sin embargo la cuento entre estas anécdotas por lo dolorosa que fue. 

Cuentan las malas lenguas que cuando era yo pequeño me comí toda una latita de grasa de zapatos y me intoxiqué (qué rara se ve esta palabra, no? "Intoxiqué". Creo que es la primera vez en mi vida que la escribo. Nunca les ha pasado algo parecido?), de tal manera que fui a parar al hospital. Comentan mis familiares que fue como si hubiera estado borracho (habrá sido premonición?). Ésta fue la primera vez (obviamente no pasó a mayores, si no, quién estaría relatando esto?).

La segunda ocasión fue por decisión propia, o más bien, por decisión del yo adolescente. Ya saben: Rock gótico, vestimentas negras, botas, música, ensimismamiento (miren, otra palabra que nunca había escrito, es más, no sé siquiera si esta palabra exista.), panteones, muerte, el "nadie me quiere, todos me odian", "mis papás no me entienden y los vagos de la calle sí", novias efímeras, locura y llegadas tarde a la casa, "profundidad" en cada cosa que hacía, etc... Ese adolescente decidió, como uno más de los que desean llamar la atención, tomar las pastillas de mamá para los nervios (chistoso, porque siempre debe de haber una madre que tiene esas pastillas en el botiquín) y se puso una "pachequiza" (no sé si vaya con zeta) de aquellas al tomarse casi toda la cajita. En fin, que cuando andaba de lo más high, se me ocurrió contarlo a todo el mundo y, obvio, mis padres se enteraron y me llevaron al hospital para recibir el tratamiento correspondiente. 

La tercera ocasión fue provocada por la borrachera, amigos borrachos y las técnicas tan "avanzadas" que usan los adolescentes para bajar la borrachera; a mí, la que me afectó, fue la técnica del: "vomita, wey, yo te ayudo, sólo abre las piernas y métete el dedo en la boca mientras yo aprieto tu estómago". En ese momento sentí cómo algo dentro de mí tronó, y una bola enorme se puso en un lugar no muy cómodo de mi cuerpo. Días después estaba operado y con mucho dolor. Lo que tuve fue una hernia inguinal y no sé qué más pasó con mi intestino que debieron hacer no sé qué con él. Total que estuve dos semanas en el hospital y tres semanas de recuperación en casa. Al siguiente día de que me quitaron los puntos me fui a un concierto y bailé como desesperado. 

La cuarta ocasión fue por otra vez por mis tonteras. En aquellas épocas jugaba yo fútbol y trataba de dar lo mejor de mí para llegar a formar parte de un equipo de primera división. Para esto, yo ya había pasado mucho tiempo entre drogas, y todo lo descrito anteriormente. Sin embargo, un entrenador de fúbol  nos vio jugar a mí y a otro amigo en la cascarita dominguera y nos llevó a probar a diversos equipos. All final nos quedamos en uno y, bueno, jugamos un tiempo fútbol. En ese momento había yo dejado de fumar para poder dar el máximo. Aunque, siendo sinceros, algo no me dejaba ser sano y deportista. Sentía que la fiesta, la "darketeada" y todo eso me llamaba por mi nombre y, obviamente, me sentía seducido por aquel mundo. Desgraciadamente, todo esto del fútbol tuvo su final al momento en que un amigo falleció; ya saben, se fue a    nadar en la noche a un lago y se ahogó por haberlo hecho borracho. Esta circunstancia, sumada a la falta de dirección en mi vida, me llevó a la depresión, y fue cuando mi amigo y yo volvimos a las andadas; sin embargo, ahora más fuerte que nunca. Comenzanos a inhalar Thinner y, bueno, creo que esto también ya lo conté. 

La quinta ocasión fue para extirparme el apéndice. Ah!, qué dolor tan feo; imposible de quitarse y bastante intenso. De esto no hay mucho qué contar, salvo que de repente tuve un dolor horrible en el abdomen y no quedó de otra más que ir al hospital. 

Y bueno, al parecer fueron seis ocasiones, contando la vez que tuve el problema en los ojos. 

Ahora falta ver qué carajos me pasa en la cabeza por lo cual sigo mareado. Sin embargo, ya estoy curtido en esto de los hospitales y sé cómo son los procedimientos etc... 

En verdad, no sé el porqué de que haya escrito todo esto. Yo creo que fueron las ganas de contar mis cosas o la falta de algo para hacer. Además, ya he contado todo lo relativo a esta venida a Alemania. Así que, de ahora en adelante, relataré lo que vaya aconteciendo y/o lo que vaya pensando, reflexiones, opiniones, recuerdos, etc...

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