Zweifel, Doubt, Duda

Calladamente, volvimos al departamento. Mi hijo, quien tiene una capacidad asombrosa de sonreír hasta en las circunstancias más adversas, no mencionaba nada acerca de la partida de su madre, y su sonrisa característica se había esfumado. Se le veía un tanto distante y su mirada se perdía por la ventana del tren que nos devolvía a nuestro hogar en Dresden.

No sé si haya mencionado que mi esposa se regresó a México sin un sólo centavo en el bolsillo. Todo estaba arreglado de tal manera que pudiera prescindir del dinero; pero si llegaba a haber un inconveniente, no iba a tener ella la capacidad económica de afrontarlo, aun siendo el más mínimo detalle.

Se había arreglado que una maestra de la escuela en donde trabajaba mi esposa pasara a recogerla en el aeropuerto de Los Ángeles y la llevaría hasta la casa de mis padres, en Tijuana, quienes ya la esperaban.

Sin embargo, el viaje de mi esposa tuvo un gran inconveniente: No la dejarían abordar el avión que salía de Dusseldorf hacia Estados Unidos, ya que ella no llevaba boleto de regreso.  Así fue que la retuvieron por un tiempo para poder comunicarse con migración en Estados Unidos.  Mi esposa explicó que no llevaba boleto de regreso, ya que pensaba quedarse a vivir en México -en la frontera, para ser más preciso-.  Por tal motivo, no tenía que comprobar su estancia en Estados Unidos mediante una reserva de hotel ni nada parecido. Afortunadamente, todo salió a pedir de boca: Llegó al aeropuerto de Los Ángeles y ya era esperada por la maestra, quien más tarde la llevó a Tecate en lugar de llevarla a Tijuana; esto fue a petición de mi esposa.

Mientras tanto, mi hijo y yo seguíamos en Dresden, y en mi mente sólo rondaba la idea de que nos podrían correr en cualquier momento, ya que no habíamos podido pagar la renta. Trataba de encontrar momentos para estar más cerca de mi hijo, de tal manera que no se sintiera tan solo.

El dinero se agotaba poco a poco y las necesidades requerían ser satisfechas; aunque fueran sólo las de mi hijo.

Los días transcurrían en Dresden con la misma rutina y mi esposa había entrado a trabajar y estaba a la espera de su primera quincena, la cual se vería disminuída por habérsele prestado para su boleto. De la manera que fuera, ya teníamos un apoyo económico por medio de mi esposa y, hasta cierto punto, me tranquilizaba un poco.

Uno de los emails que habíamos mandado antes de que mi esposa partiera, fue exitoso.  El padrino de mi esposa, con el cual ella tenía un contacto casi nulo, respondió el correo diciéndole que con gusto nos ayudaría. De tal forma, estaba dispuesto a darnos la cantidad de 2000 euros y preguntaba él a dónde podría depositarnos.

Creo que ese día se me iluminó la cara. Sentía una inmensa felicidad por saber que contaríamos con dinero. He aquí el inicio de una larga y totalmente odiosa pregunta: Qué valdría más la pena: Utilizar ese dinero para salir adelante en Alemania o emplearlo en nuestro regreso?  No me sentía capaz de contestar esa pregunta. Mejor dicho, no tenía las agallas de tomar otra buena o mala decisión.  Qué haríamos?  Con qué fin?

Recibimos el dinero el martes primero de septiembre. Aquel día mi hijo y yo salimos del departamento y le había prometido comprarle una hamburguesa gigante así como un juguete. Temprano, nos arreglamos y fuimos al cajero a checar si se había hecho el depósito.  Llegamos al cajero y el alma se salió de mi cuerpo al ver el saldo: 2,450 €!!!!  Claro, habría que descontar los 280 € que habíamos gastado con la tarjeta en ceros; entonces nos quedaba una cantidad de 2170 €. Todo era felicidad, tranquilidad; pero, a su vez, incertidumbre. Nunca había experimentado tanta duda en mi vida.  Era una duda que podría marcar nuestros destinos.  Los futuros de mi hijo, de mi esposa, del bebé que venía en camino y el mío estaban en juego. Aquí quedaba la pregunta: Si el padrino de mi esposa había dicho que depositaría 2000€, por qué había más en la cuenta?

Si nos regresáramos a México y nos estableciéramos otra vez en Tijuana, tendríamos la dicha de estar con nuestra familia, podríamos comer lo que tanto nos gusta, podríamos hacer la carne asada que tanto platticábamos mi esposa y yo estando en la desolación del desempleo en Dresden; podríamos enfocarnos en comprar casa, carro y todo lo que hacen las personas que se establecen en un lugar. También nos preguntábamos si no nos sentiríamos mal por haber regresado y si en el futuro lo volveríamos a intentar.  Nos preguntábamos si nos ibamos a cuestionar (se oye redundante, pero no había otra manera de decirlo) qué hubiera pasado si nos hubiéramos quedado en Alemania.  Por otro lado, si es que decidíamos quedarnos en Dresden, qué haríamos?  Nos volvería a entrar la duda?  Para qué estábamos sufriendo tanto si tenemos algo "seguro" en México?  El dinero se acabaría, y entonces, qué haríamos?  Encontraría trabajo? Se desarrollaría mi esposa profesionalmente en Alemania?

Todas aquellas preguntas asaltaban mi cabeza todo el día.  Me sentía como abstraído.  Mi esposa y yo hablábamos por medio de messenger o por teléfono y nos preguntábamos eso todo el tiempo.  Ninguno de los dos se atrevía a tomar la decisión que afectaría nuestro futuro.

Alguien tendría que tomar una decisión, tarde o temprano; alguno tendría que tomar ese riesgo y asumir las consecuencias.  No había lugar para una decisión compartida...

Comments

  1. Hola!! Empecè hoy a leer tu historia y no he podido parar.. en cada entrada que has hecho he querido escribir pero hasta ahora me diò por hacerlo, ya que hace poco me entrò la misma duda de "regresar a lo seguro" como tù lo dices...

    Ya me encuentro en Alemania y la verdad no me va mal, tengo trabajo seguro, lugar donde vivir, buen nivel de idioma alemàn, una compañera sentimental pero aùn asi no me siento còmodo. Es un paìs extraordinario. Hay respeto, educaciòn, cultura, seguridad, etc... Se extrañan demasiado las raìces.. (creo que la comida deberìa ser lo menos que una persona extraña, simplemente nutrientes).. Tu familia, tu pueblo, tu idioma, tu clima... donde sentirte en casa.. HEIMWEH.. lo debes de conocer.. no he leìdo màs adelante pero quisiera ver que te motivo a seguir aqui!! un abrazo y muchas felicidades por tu blog, comparto un 99% de sentimientos que has descrito!!

    Y por cierto, Dresden fue la primera ciudad que conocì en Alemania y de la cual me enamorè!

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