Túnez en español

Durante la semana que pasamos en la pensión pudimos recapitular lo que nos había sucedido. Nos habíamos dado cuenta de la magnitud -por fin- de lo que hacíamos, lo que nos estaba afectando y, sobre todo, lo que habíamos sufrido. Llegaba la hora de poner en una balanza lo ocurrido y generar un plan cuanto antes. Sabíamos que no podíamos seguir de esa manera.

El mismo lunes de nuestra llegada a la pensión, pudimos establecer el bosquejo de un plan; un plan que salvara lo que estábamos perdiendo. El sueño de vivir en Alemania se estaba yendo y no lo podíamos alcanzar.

Habíamos planeado el que mi esposa consiguiera -a como diera lugar- el contrato de trabajo por parte del restaurant para el cual estaba haciendo su prueba. Les he comentado que mi esposa es maestra y nunca había trabajado de mesera; mucho menos había recibido malos tratos en su trabajo. Aún así, sabíamos que era nuestra salvación; una pequeña luz que resplandecía por el cerrojo de la puerta tan grande y pesada que se nos había cerrado. De ella dependía el que siguiéramos aquí.

Me dediqué a enseñarle lo que sé de restaurantes: cómo se sirve la cerveza directamente del barril, cómo "charolear" (muy importante), cómo servir la mesa, etc... Tenía que ser entrenada en menos de una semana, ya que el dueño le había comentado que el domingo entrante le tendría ya una respuesta y decidiría si ella  trabajaría allí o no.

Pasaron algunos días de calma en la pensión; otros, fueron de desesperación por querer obtener el contrato para así poder rentar un departamento y, por ende, obtener mi permiso de residencia y de trabajo.

Había llegado el tan esperado domingo; ese día se decidiría todo. Empaqué nuestras cosas y sentí mucha confianza en que mi esposa obtendría el empleo. Con muchos ánimos salí a buscar a la persona que nos atendió cuando llegamos a la pensión para preguntarle si podíamos quedarnos unos tres días más.

La sonrisa se me borró de la cara cuando me informaron en la pensión que no podíamos quedarnos más tiempo; que el departamento estaba ya reservado para la semana y que tendríamos que buscar lugar antes de las 12 del día, que era cuando llegaban los próximos huéspedes.

Salí de la pensión pensando en dónde podría encontrar un lugar dónde quedarnos. No encontré nada. Domingos en Alemania es igual a 12 de la noche en un panteón. Muchos hostales alrededor; pero ninguno disponible. Habría que hacerse algo que no era correcto.

Decidí esperar a los huéspedes, quería tentar a la suerte y saber si iban a llegar o no. La empleada de la pensión trabajaba hasta las doce del día; con esto tendría la oportunidad de quedarnos un poco más.
Dieron las doce del día, la una de la tarde, las dos y mi esposa fue al restaurante. Me quedé en la pensión agazapado, pensando todo el tiempo. Mientras tanto, le pedía a mi hijo que no hiciera ruido (cosa un tanto difícil en un niño de seis años) para que no se fueran a percatar de que seguíamos allí. Dieron las ocho de la noche, las nueve y, por fin, las 11 de la noche: hora en que mi esposa llegaría con las noticias.

Pues bien, la primera noticia es que seguíamos en la pensión sin que nadie se diera cuenta. Los huéspedes no habían llegado. No había nadie en la pensión. Y, por fin, llegó mi esposa. Con ansias nos sentamos frente a la mesa y abrí dos cervezas.

-Qué pasó, obtuviste el empleo?

Una tenue brisa movió las persianas, la cara de mi esposa se descompuso y brotaron algunas lágrimas de sus ojos. 

-No.-dijo mi esposa resquebrajada-

La idea de regresar a México pasaba por primera vez aquella noche en mi mente...



Comments

  1. La verdad es que los duen~os del restaurante son por lo visto unos ladrones sin escrúpulos. Yo recibo personas a prueba en el hostal y se paga cada hora y fracción trabajada desde el primer día!!! Prueba o no prueba la persona dedicó su tiempo y su energía a trabajar para mí y eso se tiene que remunerar, es una cuestión de ética y de principios. Si no me parece el trabajo que hizo le pago y le comunico amablemente que no va a ser posible seguir con nosotros, pero le pago incluso por MINUTO trabajado!!!
    El tunecino fue un desgraciado ladrón ( o más bien segurametne sigue siendo un desgraciado ladrón). Pero en fin las malas experiencias hacen callo y se aprende a actuar con más malicia en este tipo de casos

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  2. Haces bien en pagar lo que es justo. Las cosas deben de ser derechas, y más en un negocio. No se puede ir por la vida bailando a la gente y todavía esperar que esto reditúe. Además dio muy malos tratos a mi esposa. Era el clásico misógino que no tolera la presencia de una mujer en su espacio más que para...
    Me imagino que en tu negocio debe existir una buena relación entre todos y te felicito por eso.
    Saludos.

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