Un encuentro vía ajedrez

Siempre me ha apasionado el ajedrez. Antes de tener obligaciones, me la pasaba jugando ajedrez con amigos o en internet. No es extraño entonces, que al ver a una persona sentada frente a un tablero de ajedrez, y que además, hablara mi idioma, haya sentido cierta curiosidad por charlar con él y jugarnos unas buenas partidas.

Sin embargo, en aquél momento de verlo por primera vez, preferimos subir a nuestra habitación y descansar un poco. Charlamos mi esposa y yo acerca de nuestro posible regreso a México y cómo éste se podría dar.
Por fin, tras largo rato de plática, decidí que lo mejor era bajar un poco al lounge y tratar de pasarla lo mejor posible en estos que -posiblemente- eran nuestros últimos días en Alemania.

Así pues, nos alistamos y bajamos. Al llegar al lounge lo encontramos terminando una partida.

-Hola, buenas tardes! De donde es usted? -pregunté-.
-De México, y ustedes? Los he oído hablar español y por eso me atreví a hablarle al niño.

Ahora ya sabíamos que alguien de nuestra tierra también andaba por estos lares. Sentimos una extraña familiaridad con esta persona. De acuerdo a esto, no tuve duda en platicar con él un poco más allá de lo que normalmente se hace con una persona que apenas se conoce.

La plática se extendió por gran parte de la tarde y, después de haber bebido unas cervezas, conversamos acerca de nuestra situación: Qué es lo que hacíamos aquí? Por qué estábamos teniendo tantos problemas?etc...

De pronto, me encontraba platicándole de nuestro posible regreso a México; sin darme cuenta, le estaba contando mi vida a un extraño (ups, creo que lo estoy haciendo también al escribir este blog)! Nunca esperé la clase de respuesta que iba dar esta persona. Tampoco podía creer lo que me mencionaba; era como si de pronto, una luz nos hubiera iluminado en ese momento.

-Bueno, en realidad no veo mucho problema en lo que les está pasando. Tampoco creo que deban regresar a México. Qué es -en concreto- lo que les falta? -preguntó-.
-Lo que nos falta es un departamento para poder obtener mi permiso de residencia, y, con esto, poder trabajar para salir adelante -expliqué-.
-Les hace falta dinero?
-Pues... la verdad no, creo que tenemos lo justo para poder rentar un departamento y poder negociar el depósito a pagos -contesté-.
-Y qué es lo que les falta entonces?
-Lo que pasa es que no tenemos solvencia financiera para poder demostrar que podemos seguir rentando el departamento, ya que no tenemos empleo.
-Vamos mañana a ver departamentos, si hace falta que alguien demuestre poder apoyarlos financieramente y que se firme alguna carta-compromiso, pues lo hago.
-Cómo?, perdone pero no le entiendo. Quiere decir que podría usted ayudarnos de esa manera?
-Claro!, y por qué no?

Seguimos bebiendo algunas cervezas mi esposa y yo, y estuvimos conversando con personas que acababan de llegar. Sentíamos un alivio muy grande al saber que la situación -por fin- se podría resolver.
Sin embargo, también me preguntaba el por qué de la ayuda. Qué quería a cambio? Debo apuntar que, como persona "sensata" y como mexicano, lo primero que pasa por la mente de uno es pensar que esta persona desea algo a cambio, o que es un delicuente, miles de cosas pueden pasar por la cabeza de cada uno. Es por eso, que cuando ya habíamos terminado las cervezas, y ya estando dentro de la cama, decidí que no iría a la cita con él. Lo dejaría plantado, ya que no me daba confianza.

Por otro lado, la necesidad me hizo pasar una mala noche reflexionando acerca de este tan fortuito encuentro y me hizo cambiar de opinion: Iría con él para ver qué pasaría; no podía dejar ir esta oportunidad

Comments

Popular posts from this blog