Algo de ICE para el calor

El grupito volteó rápidamente a verme; no sabían qué decir,  más que me deseaban mucha suerte y que fue un gusto el habernos conocido.

-Quiere usted el importe de sus boletos?  Contestó la empleada.
-Sí, por favor.  En estas condiciones y, dado el retraso, prefiero que me sea devuelto mi dinero.
- Permítame su pasaporte, por favor...

El dinero me iba a ser depositado en el transcurso de los días siguientes.  Antes, tenía que llamar a las oficinas y dar mi clave de confirmación del vuelo, así como mi número de cuenta.

Me sentía liberado.  Sabía que había sido una segunda oportunidad; era un regalo de Dios para poder seguir adelante en estas tierras tan lejanas.  Así que, acto seguido, llamé a mi esposa desde un teléfono público y le di la noticia.  Obviamente hubo desconcierto por parte de ella; pero también felicidad.

Ahora vendría la segunda parte de la odisea: Tendría que buscar la manera de que me fueran devueltas mis maletas.  Pasé más de una hora buscando en dónde tendría que recogerlas hasta que, por fin, me las entregaron.

Busqué la manera de llegar a la terminal de trenes del aeropuerto y llegamos sin más contratiempo que el cansancio que ya tenía después de haber pasado tantas horas parado.

Compré dos boletos de ICE (tren de alta velocidad, muy cómodo).  El itinerario parecía bastante práctico: Düsseldorf- Heidelberg -otras ciudades que no recuerdo-, Leipzig-Dresden.  Íbamos a llegar a las 12 de la noche a Dresden y de ahí todo iba a estar bien.

Mi hijo y yo nos encontrábamos esperando el tren.  Me fumé unos cigarros y pensaba en que podría hacerle el trayecto agradable a mi hijo yendo a comer al restaurant en el tren y jugando con él hasta que se quedara dormido.

Los altavoces comenzaron a anunciar algo.  No es que no supiera alemán lo suficiente; pero creo que todo el que se encuentre en esta situación me entenderá; es decir, para mí  es algo complicado descifrar qué se está diciendo cuando es a través de un altavoz.

-Liebe Kunden, die Abfahrt bla, bla, bla, bla nach bla, bla, bla , wurde wegen bla, bla, bla, bla, bla
-Qué?
- Bitte beachten Sie die folgende Anweisung: bla, bla, bla, bla, Gleis 7 statt bla, bla, bla.
-Qué?
-Vielen Dank für Ihre Aufmerksamkeit.
-Qué dijo?

- Dear Customer bla, bla, bla. bla, bla.

Claro, es muy fácil escuchar un idioma extranjero estando en la comodidad de un salón de clases o en una charla persona a persona, hasta por teléfono está muy bien; pero el hecho de que el mensaje sea dado por altavoz, bajo la presión que tenía, el cansancio, la inexperiencia y el ruido que genera una estación de trenes en donde se están dando también otras indicaciones para otras salidas y demás, hace que sea algo estresante y, por lo mismo, algo muy poco entendible.

Al andén en donde nos encontrábamos mi hijo y yo llegó un tren color azul, con algunos vagones en color rojo.  Bueno, creo que hasta alguien que no haya estado en Alemania podría decir que dicho tren no era un ICE, ya que los ICE se caracterizan por ser blancos y muy bonitos por fuera, entonces, por lo mismo, no sabía si abordarlo.  De pronto, dos andenes adelante de mí llegó un ICE y, por ende, la duda se apodera de uno.  No había mucho tiempo para pensar; habría que tomarse una decisión:  Preguntarle a alguien?  No, era tarde, los trenes estaban ya allí.  Subir al tren azul y rojo?  Y qué tal que el anuncio dijo que se tendría que abordar el ICE por el Gleis 7?  Y qué tal si no era el de mi ruta?  De todas manera, en cualquiera de los dos casos no se me iba a dejar abordar el tren si es que estaba equivocado; pero tampoco iba a tener tiempo de abordar el otro.  Entonces decidí correr al ICE.  Me guié por la lógica: Compré un boleto para el ICE; obviamente, piensa uno que no se le puede bajar a un tren de menor velocidad y/o categoría; dijeron algo de Gleis 7, yo estaba en el 4 (los números exactos no los recuerdo; los puse así para poner algo), entonces, piensa uno que el tren que yo abordaría tendría que haber sido cambiado al 7 y el azul con rojo ocuparía su lugar, ya que, qué caso tenía anunciar algo si el tren ICE llegaba al andén en donde yo estaba esperando y el cual venía indicado en los boletos, es decir, no habría cambio y, por ende, pues no habría anuncio.

Corrí lo más rápido que pude hacia el ICE, cargando las maletas y con un calor digno de ser recordado. Llegamos al andén y, al querer abordar, no se me dejó entrar: el tren que escogí era el equivocado.  Los dos trenes se marcharon sin nosotros a bordo.

Regresé a donde compré el boleto y expliqué la situación.  Entonces se me dio otro boleto; pero ahora habría un cambio: El tren seguiría la misma ruta, pero ibamos a llegar a Leipzig a las 3 de la mañana y mi conexión saldría a las 5:30 de la mañana.  Cómo se supone que haría yo con un niño de seis años a las 3 de la mañana?

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