Los Ángeles vs Dresden

Despertamos a la mañana siguiente bastante repuestos; listos para abordar nuestro avión con destino a Los Ángeles.  Ahora todo lo tenía bastante claro: regresamos a México y empezamos de nuevo.  Nos alistamos, nos arreglamos, desayunamos, hicimos check out - no sin antes pagar 30 euros por la llamada- y salimos hacia el aeropuerto.  Llegamos al mostrador, tal como se me había indicado, y recibí los pases de abordar. Iba a ser un vuelo bastante largo: Düsseldorf-Franfurt-Denver, por Lufthansa, y Denver-Los Ángeles, por American Airlines.

Bueno, listos ya, sentados en el avión, salimos hacia Frankfurt, y llegamos a dicha ciudad tan sólo 30 minutos después. Prácticamente sobre la  hora tocamos suelo y, sin más tiempo que el de abordar el vuelo intercontinental, corrimos.  Ahora si, ya estábamos listos para dejar tierras germanas. 

De ahí en adelante fueron nueve o diez horas de vuelo hasta que llegamos a Denver (aproximadamente a las 2 de la tarde).  Bajamos del avión, recogimos las maletas y enfilamos hacia la aduana; presentamos nuestros pasaportes y, después de que el policia observó mi pasaporte por más de dos minutos como buscándole algo, me pidió que lo siguiera, y me comentó que se le hacía raro todo lo mío y que tenía que pasar a inspección secundaria.  Estuvimos sentados por más de una hora y media sin que nadie nos atendiera, y encerrados en un cuarto bastante caliente.  Junto conmigo iban llegando dos o tres personas más.

Fui interrogado de "pi a pa": De dónde vienes?  A dónde vas?  El niño es tu hijo?  Por qué el niño tiene pasaporte alemán?  Y la mamá dónde está?  Por qué no vienen juntos?  Dónde te vas a hospedar en Los Ángeles?  Y si vas para México, quién te va a recoger?  Puedes probarlo?  Tienes boletos de regreso?, etc...

Al final, con mirada inquisitiva, me dijo que confiaría en mí, que podría pasar y abordar mi siguiente vuelo, que tuviera buen un día.

Me dirigí a la ventanilla de American Airlines y cambiaron mi pase de abordar de Lufthansa por uno de American Airlines.  El problema fue que no había vuelos inmediatos, y que el vuelo que debería de abordar saldría a las 8 de la noche.  Tendría que esperar seis horas en el aeropuerto de Denver.

Decidí buscar la terminal y permanecer ahí hasta la hora del abordaje.  Cambié unos pocos euros por dólares para comer algo.  Llegamos a un restaurante, pedimos dos hamburguesas con queso, una soda para mi hijo y una cerveza oscura ("muy oscura", la pedí).  Creo que ése fue un error grande.  Con el cansancio acumulado, sin dormir debido al vuelo y al cambio de horario y el estrés, la cerveza reaccionó con un estado que distaba mucho de ser agradable, sino por un estado de agotamiento extremo.  Pensaba tanto en todas las horas que debía de estar ahí,  que mi buen humor se fue desvaneciendo. 
Aquella tarde-noche mi hijo y yo nos quedamos dormidos en la sala de espera.

Fue hasta las ocho de la noche cuando pudimos abordar.  Subimos al avión y seguimos durimiendo hasta llegar a Los Ángeles.  Eran las 11 de la noche cuando estábamos recogiendo nuestras maletas en el LAX de Los Ángeles.  Ahora vendría la pregunta del millón: Vendría alguien por nosotros?, ya que mi esposa me comentó que le diría a un buen amigo nuestro para que nos llevara hasta Tijuana, la cual está como a unas tres horas en automovil.  Si nadie venía, cómo hacerle para ir hasta Tijuana?

Salimos al área de ascenso y descenso de pasaje y no había nadie; pues claro, nadie sabía en qué vuelo y a qué hora llegábamos (recuerden que el vuelo Denver-Los Ángeles nos fue asignado hasta nuestra llegada a Denver).  Caminamos un poco por el área y no veía a nadie.  Saqué unas monedas y hablé por teléfono a casa de mis padres, ya que allí se encontraba mi esposa; nadie contestó.  Esperé media hora más y nadie contestó.

Bueno, ahora llegaría la hora de ver cómo regresarnos a Tijuana; entonces pregunté a los taxistas que allí se encontraban y un chofer me dijo que él podría llevarnos hasta la terminal de camiones de donde salen los camiones a Tijuana.  Me cobró 45 dólares por los dos y, después de dejar a todo el demás pasaje que llevaba en la camioneta, enfilamos hacia el este de Los Ángeles (si alguien conoce Los Ángeles, puede constatar que el este de Los Ángeles es algo más que peligroso).  Llegamos a la terminal de camiones -que más bien parece cárcel por las condiciones tan horribles en las que se encuentra- y compramos dos boletos para Tijuana; el camión saldría a las 2 de la mañana.  De tal manera, tendríamos que esperar allí por dos horas.

En nuestra espera en la terminal de Los Ángeles pudimos comparar lo que vivimos en Alemania con lo que estábamos viviendo en ese momento: Toda la podredumbre del este de Los Ángeles, gente borracha en el piso, un par de afroamericanos a punto de liarse a golpes, cholos latinos al acecho de alguna víctima, etc., contra el orden y limpieza de Alemania, la cultura de las personas y los paisajes maravillosos.  Ahora éste sería mi nuevo viejo mundo; regresábamos a lo mismo de siempre, y eso que ni siquiera estábamos en Tijuana, la cual ,en comparación con Los Ángeles, hacía que Los Ángeles fuera un paraíso.

Abordamos el camión a las 2 de la mañana y viajamos despiertos todo el trayecto; el cambio de horario hacía de las suyas y no nos permitió dormir ni cinco minutos.  LLegamos a la frontera con Tijuana a las 5:30 de la mañana.  Fuimos revisados por el ejército mexicano y, posteriormente, tomamos un taxi con dirección a casa de mis padres.

En este punto tenía una sensación de extrañez, pero también de gusto por saber que me encontraba en mi país.  Mi hijo, por el contrario, no se cansaba de decir que quería vivir en Alemania, que le gustaban  más la gente y las casas y la limpieza.

Así fue que llegamos a la casa de mis padres a las 6 de la mañana.  En el momento de salir del taxi, salieron mis padres a recibirnos y vi cómo la cara de mi hijo se iluminaba al momento de ver a su "agüelita".  Se abrazaron, me abrazaron y dejé las maletas en el piso....

Comments

  1. Mexicano, gracias por esta historia... Supongo que viene mucho más!!!! Espero te encuentres mucho mejor con tu familia!!!!

    Saludos.

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  2. Muchas gracias, Koalita. Me encuentro muy bien y la familia también, gracias a Dios. Como he mencionado, seguimos adelante con el blog, a pesar de esta ausencia de casi dos meses, la cual se verá reflejada en un post futuro que hable de estas fechas (espero me tengan paciencia y me sigan leyendo para cuando llegue ese post).
    Te sigo agradeciendo, Koalita, tu atención a este blog.
    Saludos.

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