Recuerdos pa´ llevar

Debo mencionar que, por un lado, me sentía en calor de familia pero, por el otro, me sentía completamente frustrado.  No podía escuchar nada con respecto a Alemania, y mucho menos podría hablar con mi esposa de lo sucedido.  Sin embargo, cada vez que caminábamos por las calles de Tijuana, nos preguntábamos a nosotros mismos qué era lo que hacíamos nuevamente en esta ciudad.

Mi esposa había regresado a su trabajo habitual en la escuela; yo me disponía a entrar a una larga (y muy probablemente infructuosa) búsqueda laboral.  En realidad, no hizo falta mucho tiempo para darme cuenta de que tendríamos que volver a Alemania; en sí, hicieron falta sólo dos experiencias en la estación de autobuses en Los Ángeles y unas cuantas horas en Tijuana como para tomar la decisión de regresar a tierras germanas.  Esta vez no iba a ser como la anterior: no ibamos a complicarnos la existencia.  Sabíamos exactamente qué es lo que se debería hacer y -como menciono en el post anterior- sabíamos quién lo iba a hacer y cuándo se iba a efectuar                               .

Afortunadamente, el dinero que había traído conmigo desde Alemania (el cual, a su vez, me permitió regresar a México) era suficiente como para comprar un boleto de avión.  Eso era; no había más: Habría que comprarse un boleto de regreso a Alemania, no importando en ese momento el desencanto por parte de mi madre, quien se veía complacida con nuestro retorno.  Esta vez no importaba nada.

Tuve la idea de buscar algún trabajo en Tijuana; pero en lugar de hacerlo, abrí la página de internet de Air Berlin para buscar tarifas.  En efecto, había una tarifa completamente accesible y no dudé en comprarla.  Así que, en una ocasión en la que fui a recoger a mi esposa a su trabajo, le pedí a ella que consiguiera a alguien que tuviera una tarjeta de crédito para poder comprar los boletos.  A mi esposa le bastaron diez minutos para conseguir la tarjeta.  Afortunadamente, una colega -muy amablemente- le facilitó los datos de la tarjeta para ingresarlos en la página y comprar los boletos.  La única duda que tenía yo al respecto era si la tarjeta tenía suficiente crédito como para comprar el boleto.

Esa misma noche compré el boleto de avión; salía el siguiente lunes, o sea, que en México solamente iba a estar por cuatro días desde mi regreso a Tijuana; aunque puedo decir que aquellos cuatro días los quería aprovechar enteramente con mi familia y mis padres.

De esta forma, y pensando en mi inminente regreso, decidí pasarla de lo mejor: comimos como locos chicharrones con chile; comí tacos como un verdadero desquiciado, tortas, nopales, mole, todo lo que se me pusiera enfrente.

El domingo antes de regresar a Alemania, acordamos ir a pasar la mañana a la playa.  Sin embargo, como era de esperarse, estuve muy pensativo; las incógnitas saltaban a mi mente: Tendríamos el departamento en Alemania todavía?  Habrían sabido de nuestra salida?  Qué me esperaba a mi regreso?

A lo único que pude atinar fue a mirar a mi hijo mientras jugaba volleyball con mi mamá, a mi padre sentado en la arena con una actitud muy pensativa contemplando el mar, mientras mi esposa platicaba con él a su lado.  Quería tomar una fotografía en mi mente y recordar aquel día; sabía que lo iba a necesitar.

Ese domingo por la noche, mientras mi padre y yo fumábamos un cigarro afuera de la casa, platicábamos acerca de lo que se avecinaba.  Realmente no puedo recordar todo lo platicado; pero sí se me quedó algo de lo que me dijo mi padre: "Hijo, si es que no nos volvemos a ver, te quiero decir que estoy feliz por que hayas tomado esta decisión, y si tú eres feliz, yo también lo soy.  Cuidate mucho, por favor".  En ese momento, sentí que se despedía de alguna manera.

A la mañana siguiente, pude saber el por qué de que mi padre se hubiera despedido de mí desde la noche anterior ya que, cuando me levanté, ya no se encontraba en la casa; había ido a trabajar.  En fin, sentía una cierta paz por la charla de aquella noche, y con dicho sosiego empaqué lo que faltaba de mi maleta.  Revisé que no se me olvidara ningún documento importante.

Ya habiéndome despedido de mi esposa, puesto que ella se había ido temprano a trabajar, abracé a mi hijo y le di un beso, abracé a mi madre y salí de la casa de mis padres con mochila en mano y sabiendo que tendría que recuperar el futuro y tratar (sólo tratar) de enmendar el pasado...

Comments

  1. Hola,
    con mi esposo tenemos pensado emigrar para Alemania, estamos pensando como opciones Berlin, Frankfurt o Munich, que opinas? cual es para ti la mejor ciudad para criar un niño?
    Nuestro Alemán es más que elemental, pero nos falta mucho por aprender, por lo que tendremos que seguir estudiando allí. que tal esos cursos de adaptación que dan para emigrados? donde te apuntas?
    Nos gusta mucho tu blog, sigue así y exitos!!!
    Daniela

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  2. Hola, Daniela:

    Antes que nada permíteme expresarte mi gratitud por el tiempo que le han dedicado al blog; siempre es un gusto el saber que el blog está siendo leído y que -dado el caso- sirve tanto para allanar algunas dudas que puedan surgir en el proceso de emigración de alguien, como motivación para dar este paso tan decisivo en la vida de una persona.
    Me parece súper bien que tengan pensado el emigrar, y qué mejor que lo hagan a Alemania.
    Con respecto a lo que me preguntas: De acuerdo a mi gusto, las mejores ciudades para criar ninos son los pequenas, ya que la vida transcurre un poco más lento y esto da la posibilidad de pasar momentos más largos en compania de la familia. Aunque, de acuerdo a las ciudades que citas, podremos ver que, tanto Frankfurt, Berlin y Munich son ciudades que se consideran las de más importancia en Alemania: Frankfurt, por ejemplo, es considerada la capital de la economía europea, Berlin es la capital de Alemania y Munich cuenta como un ciudad distintiva de Alemania, ya sea por historia, política, etc... No olvidar que Munich alguna vez fue considerada para ser capital alemana (me refiero al significado que tiene Munich para los alemanes). Asi pues, si me das a elegir una de estas tres ciudades, me voy por Munich, ya que la gente conserva aún una tradición de familia, de cultura, tradiciones morales y popoulares, los paisajes son hermosos, en dicha zona hay montanas preciosas y además (muy, muy importante) ha sido una ciudad de prosperidad económica que no se vio afectada con la división de Alemania. Lo único que tendría en contra son los precios tan altos que se manejan en Munich, puesto que Berlin es una ciudad muy barata, tanto para rentar departamento o bien comprar, los víveres y transporte público no tienen precios tan elevados. Por el contrario, Frankfurt y Munich son ciudades caras; claro, en estas ciudades ganas más; pero lo mismo se va en pagos de rentas, etc... (ojo, puede haber excepciones).
    Recordemos también que Alemania es un buen país (en general) para criar ninos, ya sea por las facilidades del gobierno (Kindergeld, jejeje), la atención en hospitales, doctores, educación etc... Lo que sé es que no se van a arrepentir de su decisión.
    Con respecto a los cursos de integración (cursos para integración de los extranjeros) te puedo comentar la autoridad de extranjería (Ausländerbehörde) se los va a mandar a cumplir. El curso consta de 600 horas de curso de alemán y 45 horas de política y sociedad. Al final de dicho curso se presenta el examen de nivel B1 al igual que el examen de política y sociedad. Como te comento, la Ausländerbehörde les extenderá la carta en donde los envía a los cursos. Ahora bien, si es que no cuentan con un empleo, pueden hacer la solicitud para que sean gratis.
    Le dejo mi email para que podamos charlar más a fondo si es que tú y tu esposo tienen más dudas. gothic_goblin@hotmail.de

    Les envío saludos.

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