Historia de mi vida (algo que creo digno de contar)

Bueno, en sí, no sé ni qué ando haciendo hasta acá. Tan lejos de mi casa, tan lejos de donde he nacido, tan lejos... Creo que eso es todo lo que puedo decir: tan lejos... Todo es tan diferente, tan alemán y tan lejos de tacos, botanas, quesadillas, tortas, sabritas, churrumais (anoche sonié con ellos), cervezas heladas y un largo, pero muy largo etc... (un "etc" con todas sus letras -aunque lo abrevie- pero, al fin y al cabo, un "etc" de tamanio magnífico). En sí, este tipo de pensamientos siempre procuro hacerlos a un lado, de lo contrario, la desesperación se apodera de mí y comienzo a ver chiles en los árboles y a todas las personas con cara de quesadillas y, lo que menos quiero, es que me crean un loco.

Ustedes notarán que en la palabra "sonié", tanto como en la palabra "tamanio", he agregado una "i" en donde donde no va y, de la misma manera, he escrito una "n" donde no, pero es que la letra que necesito no la he encontrado en mi laptop; tal parece que hasta los fabricantes de mi computadora se han olvidado de mi idioma.

El punto es que aquí, Alemania, Deutschland, Germany o yo no sé qué tantas traducciones tendrá el mismo país que me parece tan maravilloso pero, a su vez, tan ríspido; no hay ni gota o indicio de lo que antes conocía. Y no es que me resulte extranio (miren, otra vez); pero hay cosas que exceden lo que imaginamos de un país extranjero mientras disfruta uno de unos buenos antojitos mexicanos. Claro, en México todo parece tan fácil... Tan fácil como proponerse el no comer más lo que le gusta a uno; pero no tan fácil como no comerlo (ahora entiendo por qué se dice que en México hay tantos gordos, no, perdón, obesos).

Pero cómo fue que llegué a estar por estos lares en lugar de estar caminando por los andadores de Villa Coapa o dando un paseo por Xochimilco?

Cómo es que, al pasar de los anios (qué barbaridad: tendré que buscar la manera de insertar la letra correcta y más en esta palabra tan de doble sentido -que, por cierto, es algo que falta aquí también- pero bueno...) no había yo pensado en cuánto he recorrido sin voltear a ver lo que dejé atrás?

Pues creo que todo esto viene de mi juventud, o más bien, de la juventud de mi esposa y la mía.
La juventud...pero bueno, ni hablar de casos perdidos.

Todavía logro recordar los trazos del destino haciendo camino en lo que ahora es mi realidad. Cómo se fue entretejiendo el futuro que me esperaba, a pesar de las drogas y el alcohol. En aquellas épocas, empezaba yo con el movimiento gótico; me vestía de negro (y todavía me visto) y escuchaba la música correspondiente (y todavía la escucho). Mi vida giraba en torno a escuchar música, salir a la calle a buscar a mis amigos, fumar marihuana, tomar alcohol, pasar el rato; pero eso sí, no podía faltar el glamour; tenía que estar en todas partes: en mi habitación, en mis amigos, en mi colonia...